Conozco personalmente a la mayoría de las personas por
las cuales voté. Me brindó particular alegría ver en la boleta nombres
familiares como el de Frank Marcos, joven profesor de la Universidad de
Matanzas con quien trabajé un par de años. También en la boleta estaba Rubén
Darío Salazar, hombre culto y además talentoso artista que hace las delicias de
los pequeños con su Teatro de las Estaciones, donde se proyectan obras de
títeres a las cuales he llevado a Alejandrito algún que otro domingo.
Estaba también en mi boleta el nombre de un
reconocido líder religioso de mi provincia, una trabajadora de la Central
Termoneléctrica Antonio Guiteras, el ministro de la construcción, la directora
de Finanzas y Precios de Matanzas, entre otros. Todos ellos personas comunes,
porque en Cuba no existe la clase política, no se hacen multimillonarias
campañas electorales ni se devenga ningún salario por ocupar un puesto en el
Parlamento o las Asambleas municipales y provinciales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario