jueves, 31 de agosto de 2023

¿Por qué es más fácil dejar de hacer negocios con oligarcas rusos que negarse a colaborar con un gobierno que se alía con Rusia y encarcela a sus ciudadanos más creativos? ¿Por qué celebramos el éxito de los activistas en Estados Unidos y Europa que obligaron a los museos a romper lazos con millonarios que hicieron sus fortunas enganchando al pueblo a los opioides, e ignoramos a los artistas e intelectuales que ponen en juego sus medios de vida por denunciar que la élite cubana se enriquece con sus empresas turísticas mientras que cualquier persona puede ser detenida por publicar una queja en los medios sociales?: Carta Abierta a la Comunidad Artística Internacional Sobre el Arte y los Derechos Humanos en Cuba

Carta Abierta a la Comunidad Artística Internacional Sobre el Arte y los Derechos Humanos en Cuba

En los últimos cinco años, el mundo del arte internacional ha sido escenario de numerosas polémicas relacionadas con la eticidad de sus vínculos y las decisiones que toma. Artistas, activistas y periodistas culturales de investigación han obligado a esas instituciones a reflexionar si es ético aceptar el apoyo de empresas e individuos que sostienen relaciones beneficiosas con compañías de combustibles fósiles, fabricantes de armas y de fármacos altamente adictivos. 

El movimiento #MeToo provocó la ruptura entre instituciones artísticas y presuntos culpables de acoso sexual. La invasión rusa de Ucrania hizo que la presencia de oligarcas rusos en los consejos de administración de museos en Occidente se volviera políticamente inviable. La decisión de rechazar, debido a sus opiniones políticas, a una curadora turca recomendada por un comité asesor para dirigir la Bienal de Estambul, así como los ataques de la prensa de derechas contra un respetado director de museo español, han generado consternación generalizada en el sector artístico. 

Desafortunadamente, la creciente represión del gobierno cubano contra los artistas de la Isla, sus persistentes violaciones de derechos humanos y la crisis humanitaria interna de la que es el único responsable, no han recibido un escrutinio suficiente como para provocar preocupaciones éticas con respecto a cooperar con el Estado cubano

Los firmantes representamos a una comunidad diversa y dispersa de profesionales del arte cubanos y de origen cubano de dentro y fuera de la isla, que pretende llamar la atención sobre la situación de nuestra patria. Cuba se enfrenta actualmente a su crisis política, económica y humanitaria más grave en varias décadas, que nos afecta como ciudadanos y creadores, y también tiene implicaciones para aquellos extranjeros cuya “solidaridad” es constantemente solicitada por el Ministerio de Cultura cubano a través de sus diversos agentes. 

Más de 1.000 presos políticos cumplen actualmente condenas escandalosamente largas por protestar pacíficamente: entre ellos se encuentran varios de nuestros compañeros artistas. La detención masiva de manifestantes pacíficos por parte del gobierno cubano en julio de 2021 ha sido condenada por las Naciones Unidas, el Parlamento Europeo, Amnistía Internacional y el Observatorio de Derechos Humanos. Meses de negociación con el Departamento de Estado de EE. UU. no han dado resultados hasta el momento. El Vaticano ha implorado en vano la liberación de los presos políticos. El gobierno cubano no se ha mostrado dispuesto a conceder indultos ni amnistía.

Los cubanos en la Isla se enfrentan a la escasez de alimentos, medicinas, electricidad y gasolina, así como al colapso de su infraestructura. La inflación superó el 70% en 2023. El turismo, la única industria en la que el gobierno invierte, ha caído más del 50% desde el año 2020. Los dirigentes cubanos han cimentado alianzas con China y Rusia, y apoyado la invasión a Ucrania. El gobierno presume de un sector privado pretendidamente pujante al que impone numerosos obstáculos, al tiempo que ofrece sus productos a precios impagables para la mayoría de sus ciudadanos, todo lo cual ha creado una división de clases no vista en Cuba en más de seis décadas. 

El nuevo código penal estipula que los ciudadanos cubanos pueden ser condenados a penas de hasta dos años por publicar críticas al gobierno en las redes sociales, recibir fondos externos para actividades culturales independientes o participar en actividades que puedan interpretarse como injerencia en las funciones del gobierno. El efecto combinado de la violencia estatal contra el pueblo y la creciente miseria condujo a más de 300.000 cubanos a emigrar durante el pasado año, lo que representa el mayor éxodo de la historia del país.

Desde 2018, el sector cultural ha sido uno de los principales objetivos de la represión estatal. Ese año, empeñado en aplastar la proliferación de proyectos culturales independientes, el gobierno cubano comenzó a emitir leyes que criminalizan la circulación pública de cualquier expresión cultural producida sin autorización gubernamental. Los jóvenes creadores de diversos campos, desde la música a las artes visuales, el teatro y el cine, han alzado su voz para protestar contra esas medidas, por lo que han sufrido crecientes oleadas de represión.

En enero de 2021, el Ministro de Cultura agredió físicamente a un grupo de artistas que le había pedido audiencia mientras se manifestaban pacíficamente ante sus oficinas para reclamar que la policía y las fuerzas represivas dejaran de rodear el edificio donde se efectuaría la reunión. Diversos artistas han sido acosados, interrogados, detenidos, expulsados de sus trabajos, sometidos a vigilancia y arresto domiciliario e incluso obligados a exiliarse. Junto a decenas de periodistas independientes, que han sido objeto de un acoso similar, cientos de jóvenes creadores han abandonado el país, y a varios de esos trabajadores culturales se les ha prohibido regresar a la isla.

Estas duras realidades no han impedido que el Ministerio de Cultura cubano persista en utilizar el arte para rescatar su imagen pública. Mientras los ancianos pasan hambre porque sus pensiones los mantienen en condiciones de extrema vulnerabilidad, y mientras un rapero ganador de un Grammy cumple condena de nueve años de prisión por “difamación a las instituciones”, el Ministerio de Cultura ha dado luz verde al Havana Art Weekend, que debe celebrarse en noviembre próximo, con el fin de atraer a la isla a artistas extranjeros y, con ellos, a posibles inversores, a fin de ofrecerles una idea de lo que podrán ver en la bienal de arte del próximo año. 

Por otra parte, el Ministerio de Cultura extiende la alfombra roja a las empresas internacionales que sirven los intereses del Estado, como Galería Continua, y les permite operar en la isla, al tiempo que prohíbe a los cubanos crear sus propias galerías. Del mismo modo que el gobierno cubano entabló amistad con famosos intelectuales latinoamericanos en la década de 1960 a fin de romper el aislamiento diplomático de la isla, ahora el Ministerio de Cultura se esfuerza por atraer a otra claque de figuras de alto nivel a las que persuadir de prestar su apoyo y atraer divisas a una economía que está al borde del colapso. 

De la misma manera que en la década del 60 el gobierno cubano envió a sus mejores artistas como diplomáticos para lavar su imagen internacional, los torpes y envejecidos burócratas del Ministerio de Cultura delegan sus campañas promocionales en jóvenes artistas y comisarios considerados políticamente confiables, encargados de crear la impresión de una escena artística contemporánea vibrante y avanzada

El gobierno cubano siempre ha utilizado el trabajo cultural para crear la impresión entre los extranjeros de que el Estado es benévolo y apoya la cultura. Como parte de tal esfuerzo, extiende su influencia más allá de las fronteras cubanas, intentando censurar en otros países proyectos y exposiciones de artistas cubanos críticos. Siempre han existido profesionales de las artes que cooperan, a veces porque creen en el sistema, a veces porque sienten que no tienen otra opción, y otras veces porque ven en la alianza con el Estado la vía que les asegure el éxito profesional. Sin embargo, las presiones políticas y económicas que sufren los cubanos no se esgrimen contra los extranjeros, muchos de los cuales continúan seducidos por la fantasía política de que Cuba es una utopía socialista. 

Es imperativo que los artistas extranjeros reconozcan que la represión de los artistas cubanos es llevada a cabo por los mismos burócratas que les dan la bienvenida a la isla, del mismo modo que les presentan a un grupo selecto de artistas de confianza y organizan sus visitas a las salas de arte gestionadas por el Estado. Los extranjeros tienen la libertad de elegir sin coacciones y la posibilidad de informarse sobre las condiciones en las que los cubanos están obligados a vivir. Les pedimos que lo hagan antes de caer en la trasnochada narrativa del tiempo de la Guerra Fría que presenta a Cuba como víctima de la agresión imperialista. El mismo gobierno que se beneficia de ese apoyo, ejerce formas de represión contra los cubanos que los artistas extranjeros consideran inaceptables en sus propios países.

Pedimos a los extranjeros que reflexionen sobre estas contradicciones irresueltas. ¿Por qué la existencia de más de 1.000 presos políticos o la legislación draconiana que criminaliza la labor cultural independiente han de ser menos cuestionables que el comportamiento sexual depredador de un individuo poderoso? ¿Por qué es más fácil dejar de hacer negocios con oligarcas rusos que negarse a colaborar con un gobierno que se alía con Rusia y encarcela a sus ciudadanos más creativos? ¿Por qué celebramos el éxito de los activistas en Estados Unidos y Europa que obligaron a los museos a romper lazos con millonarios que hicieron sus fortunas enganchando al pueblo a los opioides, e ignoramos a los artistas e intelectuales que ponen en juego sus medios de vida por denunciar que la élite cubana se enriquece con sus empresas turísticas mientras que cualquier persona puede ser detenida por publicar una queja en los medios sociales?

Muchos extranjeros interesados en Cuba desean convencerse de que visitando la Isla están “ayudando al pueblo cubano” y “apoyando al arte cubano”. Muchos quieren creer que su sola presencia en la isla puede alterar la maquinaria de represión estatal. Es necesario que sepan que los dólares de los turistas van directamente a las arcas del gobierno y se reinvierten en turismo y policía. En lugar de garantizar la libertad de expresión de los cubanos, la presencia de personalidades extranjeras del mundo del arte contribuye a sostener el mito de la Revolución Cubana como proveedora de cultura. 

Quienquiera que desee ayudar a los artistas cubanos podría considerar comprometerse con las decenas de artistas independientes cubanos —dentro y fuera de la isla— que se encuentran al margen de la cultura oficial, luchando por ganarse la vida para que sus historias sobre nuestro país y su asediado pueblo sean escuchadas. En nombre de la justicia para nuestros compatriotas injustamente encarcelados, pedimos que los extranjeros no cooperen con eventos culturales patrocinados por el Estado hasta que todos los cubanos de la isla sean libres.

Carlos Aguilera

Lester Alvarez

Yissel Arce Padrón

Mónica Batard

Tania Bruguera

Raychel Carrion

Sandra Ceballos

Rafael Diaz Casas

María de Lourdes 

Mariño Fernández

Solveig Font

Coco Fusco

Claudia Genlui

Celia Irina González

JuanSi González

Henry Eric Hernandez

Hilda Landrove

Hamlet Lavastida

Reynier Leyva Novo

Julio Llópiz Casal

Camila Lobón

Cirenaica Moreira

Yanelys Nuñez Lleyva

Ernesto Oroza

Samuel Riera


jueves, 24 de agosto de 2023

Hay quienes creen que nuestros males empezaron con la Conquista española o con la intervención norteamericana en la guerra de independencia contra España. Pero los veredictos más consistentes sobre la cuestión son tres, según la ideología que profese quien responde: la Revolución de 1933 (y su fracaso); el golpe de estado de Fulgencio Batista, en marzo de 1952, y la Revolución castrista de enero de 1959.: Ernesto Hernández Busto

Ernesto Hernández Busto en Hypermedia Magazine.  Excelente ensayo que trata sobre libro de Carlos Manuel González Palacios


EHB cierra su ensayo con carta de Gastón Baquero a Lydia Cabrera.

Naciste en el día del nacimiento de la República, y tú y yo sabemos a cuánta maravilla sabe la palabra República, la República. Lo que eso quiere decir para los cubanos con un poquitico de raíces criollas intactas, es difícil contarlo a los extraños. Ahora andan sueltos por ahí y por aquí, y por todas partes, algunos cubanitos comemierdas que dicen no sentir la patria, ni importarles nada su destrucción y su pena. Yo creo que adoptan esa pose, no por la cursilería de hacerse los europeos o los norteamericanos, sino porque les falta el valor de amar a Cuba, de querer a la patria, y estar lejos de ella. Para no sufrir, fingen no amar, no sentir nostalgia, ni echar de menos las raíces. Han hecho de la expatriación una despatriación, para que no les duela la diáspora, porque su egoísmo, su frivolidad y su hedonismo de quincallería les exige quitarse del corazón todo lo que pueda llevarlos al santo insomnio de Cuba.

Quienes, ciegos ante la historia y ante la verdad de esa República, han creído posible borrar las fechas, anular la manera martiana y pura de la convivencia, destruir todo el edificio de la República (dicen ellos que por tener grietas aquí y allá, goteras y defectos en la cumbrera exterior del tejado), no han podido hacer otra cosa que encadenar y retrotraer a Cuba a otra manera de colonia, cien veces más atroz que la anterior. No celebran el 20 de mayo, ni el 10 de octubre, ni el 24 de febrero, ni el 7 de diciembre, porque se han quedado sin raíces y sin libertad —¡el bien de los bienes, hasta para las bestias!— y pretenden que su patria está en Moscú y que su Céspedes es Lenin; su Martí, Fidel; y su Maceo, el Ché. Decían “patria o muerte”, y la gente aplaudía; aplaudía hasta que descubrió que lo que querían decir estos cabritos era “patria muerta”. Decían traer la libertad, la paz y el bienestar para todos, y lo que trajeron fue la M del marxismo-leninismo, que en el vientre trae únicamente, y siembra en cuanto se apodera de un país, las cuatro emes terribles: muerte, miseria, maltratos y mierda. Y si al horror del marxismo-leninismo le agregas a Castrico y su morralla, ¡quiquiribú mandinga!.


martes, 15 de agosto de 2023

Miami: Robeisy “El Tren” Ramírez hoy en la Calle Ocho


 











Accesible, caballeroso y humilde El Tren Ramírez. Se reunió con su público esta tarde en CUBAOCHO.  Campeón, en toda la definición de la palabra.

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