viernes, 14 de septiembre de 2018

Cuento cubano

Murió donde nació y vivió toda su vida.  La encontraron muerta después de romper la puerta de su casa pues no la habían visto hacía horas en un pueblito de Matanzas donde todos se veían todo el tiempo. 

Eran amigos desde la infancia, pero la Revolución dictaba que los revolucionarios no se asociaban con los gusanos y más nunca se volvieron a ver, pero él le tenía mucha admiración.

Resulta que, tras el paso de los años, él en el exilio de Miami y ella cada día más revolucionaria en el pueblito que los vio nacer.

Tan revolucionaria se volvió ella que hasta hizo actos de repudio a sus vecinos.  Ya años atrás había roto todos los lazos con su familia que fuera contrarrevolucionaria que era casi toda. 

Con el pasar del tiempo ella fue dándose cuenta del horror de la dictadura y tuvo una luz.  Y se arrepintió de su comportamiento de años y pidió perdón. 

Escribió una carta a su familia en el exterior no dando escusas y pidiendo el perdón.  Igual hizo con cada uno de sus vecinos que humillo y arrodillada llorando les pedía el perdón.

Por eso él le tenía mucha admiración.