Eran
amigos desde la infancia, pero la Revolución dictaba que los revolucionarios no
se asociaban con los gusanos y más nunca se volvieron a ver, pero él le tenía
mucha admiración.
Resulta
que, tras el paso de los años, él en el exilio de Miami y ella cada día más
revolucionaria en el pueblito que los vio nacer.
Tan
revolucionaria se volvió ella que hasta hizo actos de repudio a sus
vecinos. Ya años atrás había roto todos
los lazos con su familia que fuera contrarrevolucionaria que era casi
toda.
Con
el pasar del tiempo ella fue dándose cuenta del horror de la dictadura y tuvo
una luz. Y se arrepintió de su
comportamiento de años y pidió perdón.
Escribió
una carta a su familia en el exterior no dando escusas y pidiendo el perdón. Igual hizo con cada uno de sus vecinos que
humillo y arrodillada llorando les pedía el perdón.
Por
eso él le tenía mucha admiración.
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