A veinte años del hundimiento del remolcador 13 de marzo
en aguas cubanas, Jorge A. García, quién perdió 14 familiares en la tragedia,
entre ellos un hijo y un nieto, insiste en recordar estos hechos, guiado por un
propósito similar: “que se conozcan para que no se repitan”, dijo a el Nuevo
Herald.
Jeanette Hernández Gutiérrez, narró así lo sucedido:
“Cuando estábamos a siete millas, nosotros vemos que ellos aceleran y se nos
ponen al lado y empiezan a darnos bandazos, nosotros levantamos los niños y
ellos los ven y empezamos a gritarles que por favor...no hagan eso y ellos no
hacen caso…Ellos nos hundieron de la siguiente forma: el remolcador que nos
parte la popa se pone por delante y se sube en proa y la parte”.
Los sobrevivientes han narrado que varios niños y mujeres
quedaron atrapados en la bodega, adonde fueron a buscar refugio de los chorros
de agua. Luego de que el barco se hundiera, según estos testigos, los agresores
rehusaron ayudarles y la guardia costera cubana no comenzó las labores de
rescate hasta que avizoraron un barco griego en las cercanías. De las 72
personas que se cree estaban a bordo, se salvaron 31.
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