La ciudad de Camagüey está electrizada con este hecho.
Mi hijo fue la tercera víctima de la pandilla que esa madrugada ejecutaba el
delito continuado. Casi a diario surgen en nuestras calles casos como este;
pero la prensa, amordazada, no está facultada a difundirlos. Y ocultar la
verdad es la manera más sórdida de mentir.
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