Hay un monumento a Lecuona
en las afueras del Dade County Auditorium.
Cada vez que lo veo como cuando le tire la foto hace poco, me acuerdo
que salíamos del auditorio el viejo y yo y nos encontramos con otro viejo mucho
mayor de edad que mi papá. Mi padre y yo
salíamos entre la muchedumbre de exiliados cubanos que nos acabábamos de dar
cita con Armando Pérez Roura y Jorge Mas Canosa en dicho espacio para celebrar
la unión de las organizaciones anticastristas en el exilio.
Eran tiempos de la Unión Soviética
y de los últimos relámpagos de la Guerra Fría.
Y el viejo ante nosotros estaba repartiendo propaganda pro independencia
de Lituania si no mal recuerdo. Me vire
al viejo mío y le dije “vamos a ver a Cuba libre antes de que este pobre vea la suya libre”. Mi padre gesticulo un sí. Que ingenuo fui. Que ingenuo fuimos.
Y bueno, ahí está el
Lecuona todavía.
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