jueves, 26 de mayo de 2022

Callejón


El callejón todavía estaba allí.  El callejón cuando fiñe me era un portal, un trampolín que me lanzaba a aquel mundo mágico que entonces era la Calle Ocho de Miami. 

Sí, el callejón de mi infancia me servía de portal a un mundo maravilloso, atravesándolo dejaba atrás mi vida de escondite.  ¡Qué emocionante fue nuestro reencuentro no hace mucho!  En un Miami cada vez más irreconocible, ver un flashback de la ciudad en tiempo real es algo que te llega. 


Nuestro reencuentro no hace muchas noches atrás fue destino al asistir la opening de expo en la Calle Ocho del joven artista y preso político Luis Manuel Otero Alcántara.  Al enterarme de la excelente exposición, siendo esta en Miami sabía, tenía que ir a verla.  Cuestión de la causa, de solidaridad.

Al notar que las obras de Luis Manuel estarían en I’ve Been Framed en la Calle Ocho, me dije, coño al lado del callejón que dejaron tras demoler el icónico Tobacco Road, primer bar de Miami.  Otra razón para ir.  

La noche en cuestión es cuando me caigo de la mata.  Resulta que la I’ve Been Framed se había mudado y ahora reposaba casualmente al lado de otro callejón, el mío.  Sí, mío.  Y yo de él.  Pienso, cuando se tiene relaciones tan intensas con seres vivientes u objetos inanimados, sitios y demás, dichos pertenecen a uno.  Y uno a ellas y ellos.  

Como mencionaba antes, en un Miami cada vez más irreconocible, volví a ver el solar ahora, antes el edificio de dos pisos donde vivía escondido, donde primero mis padres y yo vivimos al llegar a La Capital del Exilio. No solo el edificio mío fue demolido, los dos de una planta a su derecha e izquierda también.  Me imagino el valor descomunal que debe tener por estos días, sabiendo cómo están las bienes raíces, sus precios en la ciudad y todo el sur de la Florida.  

 

Donde estuvo el 720 S.W. 7 St., Apartamento 3, Miami

Y ahí está el callejón a su fondo, casualmente a uno de sus lados ahora la galería que por años en Brickell y donde antes El Bisel, también casualmente negocio semejante pero más bien de cristalería.  Al otro lado donde antes la dulcería y panadería cubana Casa Prieto con foto autografiada de Tomás de San Julián, súper popular entre los exiliados en la década de los sesenta, ahora también parte de la galería. 

Al final de la cuadra, en la esquina, El Liborio Supermarket, donde por primera vez experimenté las puertas que se abren automáticamente.  Tenía seis años cuando aquello y me vino a la mente, coño aquí es donde lo tenían todo.  Y eso que mis padres y yo pasamos por España antes de aterrizar en Nueva York y acto seguido irnos para Miami.  La escasez de todo en Cuba ya se sentía a solo unos años después de la Revolución cubana tomar el poder. 

Niños jugando donde mismo jugaba yo de niño

Hoy día cuando cruzas la calle donde el callejón, otro solar, donde estuvo primero el colegio Belén en Miami después de ser cerrado por el régimen de La Habana, a la izquierda de esa cuadra mirándola desde el callejón.  Allí en Belén, donde hice mi Primera comunión y donde en las cercadas canchas de básquetbol jugaba béisbol con mi primo Peter Pan y sus amigos del piquete Los Antiques y de la fraternidad  The Linx.

Si es verdad que no se puede regresar al pasado, también lo es que en el presente algo de entonces sigue ahí, donde estuvo, está.   

Mata de mangos filipinos sigue donde antes, a la derecha de la foto.  ¡Como me subía en ella para coger sus deliciosas frutas!


Mi viejo amigo El Roble


No hay comentarios: