"Llegó
la hora de recapitular. Hay que ir haciendo las maletas. Desaparecer es una
actividad ingrata que sólo se justifica porque es la única prueba irrefutable
de que hemos vivido": Carlos Alberto Montaner
Hoy nos despertamos con la triste noticia. Se nos fue esta mañana. En Madrid, donde había regresado con su
esposa Linda tras pasar unos cuantos años en Miami donde amistades y su público
le rindieron homenaje antes de partir a la península ibérica. Poco después fue él quien se despidió, del
periodismo y la vida pública explicando la razón, un diagnostico relacionado al
mal de Parkinson.
Fue en 1978 cuando conocí en persona al más grande intelectual cubano
de nuestros tiempos. Me impresionó
poderosamente su caballerosidad y ecuanimidad, cualidades de su ser que muchas
veces son tan difíciles de encontrar entre los nuestros.
Fue en aquella época de
sus libros Perromundo y 200 años de gringos. Fue en un conversatorio que ofreció a
estudiantes y al público en general en el entonces Kendall Campus del Miami
Dade Community College sobre los cubanos en misión internacionalista en
África. Fue con una pinta impecable muy
parecida a la que tiene puesta en la foto que aparece aquí en este post.
Fue muchos años después
cuando tuve la gran dicha de volver a verlo y para entonces compartir con él
cuando mis tiempos en la agrupación anticastrista Agenda: Cuba. Para nosotros en Agenda, Carlos Alberto era
nuestro go to, como dicen los yumas. Igual entonces, caballeroso y ecuánime. Siempre dispuesto a ser consultado. Fueron incontables las veces que lo tuvimos
en nuestro programa de radio en la entonces La
Cubanísima WQBA 1140AM a descomunales horas de la mañana los fines de
semana. Siempre que acudía, en persona o
por teléfono, el éxito de nuestro programa radial garantizado.
Por la razón que sea, esta mañana al enterarme de su partida en Madrid lo primero que me vino a la mente fue su gran sentido de humor y su sonrisa. Se nos ha ido esta mañana dejándonos un rico legado. Nuestra causa lo va a extrañar mucho aun siguiendo ser punto de referencia. Su impacto lo sentirán las futuras generaciones de cubanos. Y como decía, seguirá siendo punto de referencia, hoy y cuando la Cuba que no pudo ver libre lo sea.
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