No estaban todos los que son pero sí estaban los que estábamos. Los que estábamos puestos cuando éramos otro exilio y ahora en el de este seguimos, estamos puestos.
Nuestro es el exilio más largo dicen. Como bien nos dijo ese sacerdote cubano que lleva años predicando la Buena nueva y que también ha estado y esta puesto como los que estábamos hoy en la misa comenzando los servicios fúnebres de esa icónica compatriota que se acaba de ir como tantos de los nuestros que ya se marcharon de aquí antes de ella, son más los que se han ido de los que quedamos. Ha sido muy largo, ¿el más largo?, nuestro exilio.
Nicaragüense,
el padre de la Iglesia en la barriada de la que fue casa de mis viejos donde viví
mi adolescencia y los primeros años de casado, construida el mismo año que se
edifico, nos decía a quienes estábamos, hoy debía haber estado la misa repleta
pero mejor como estaba, intima.
Y
se entiende que éramos pocos. Ha sido
muy largo, ¿el más largo?, nuestro exilio.
Van pasando los años y se le complica a uno la vida. Yo mismo solo pude asistir a la misa. No fui al entierro. Tuve que atender a una de mis nietas. Se le complica a uno la vida. No estaban todos los que son. Se le complica a uno la vida. Ni hablar de las vicisitudes de una mañana de
un lunes en Miami.
Nuestro es el exilio más largo dicen. Contento de ver entre los que estábamos quien era un niño cuando primero lo conocí ya luchando la causa y ahora peinando canas. Estábamos los viejos intransigentes, el poeta del pueblo de mi madre, las mujeres de cuando Elián y de cuando las flotillas. De cuando estábamos puestos y de cuando ahora, seguimos, estamos puestos.
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