Acabo de hablar con mi broder en Cuba. Él desde su móvil: “Aquí paseando por El Malecón”. La llamada se cayó cuatro veces. Comunicarse con alguien en Cuba por teléfono no es tan difícil como décadas atrás gracias a las nuevas tecnologías, pero sigue siendo una jodienda. El broder se escuchaba bien. Su voz fuerte, animada, y eso me reconforta. La está pasando como la están pasando casi todos los cubanos allá, “difícil”, pero así y todo tratando de levantar cabeza. “Te mando eso en unos meses”. No sé de qué carajo me hablaba. El broder me habla en código a pesar de estar hablándome desde su móvil. La paranoia, justificada, es tal. “¿Cómo esta Ana?" Otra vez en código. Descifré de quien se trataba, lo intuí. Me conto que “La Pura” estaba bien, su hijo también, al preguntarle por los suyos. Le dije entre lo poco que pudimos hablar que por aquí celebraríamos Thanksgiving Day el jueves, “un día de dar gracias” y que entre las cosas por las que daré gracias es el tenerlo a él en la familia. El broder no es hermano mío de sangre, pero es más que si lo fuera. Una dicha mía ese hermano mío.
Nota del blog: Me señalan que los móviles son más fáciles de monitorear.
2 comentarios:
Que tranquilidad, Mickey. Que tranquilidad.... saber que el esta tranquilo....
un tipo muy especial, el brother.
Así es Charlie.
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