Para Emilio Ichikawa
I
El laberinto:
ah, su insólita ruta
es su salida.
II
No tengo patria,
pero habito en tus senos…
No hay fronteras.
III
Creo en el Cielo
-no en su divinidad-,
en su símbolo.
IV
Una gaviota
vuela sobre mi voz. Ro-
za el mar: mi poema.
V
El vino no salva
pero, como un salmo,
es luz provisora.
VI
En un segundo
sí cabe el infinito
de toda vida.
VII
El tiempo existe
porque existe el hombre:
su atroz conciencia.
VIII
Calderón, sólo
en sueño, la vida es,
al fin, un sueño.
IX
Lector, mi e-mail es
jagalvez@msn.com
¿Se lee aún haiku?
X
Léase o no haiku,
aún gozo este juego
de lo infinito.
El laberinto:
ah, su insólita ruta
es su salida.
II
No tengo patria,
pero habito en tus senos…
No hay fronteras.
III
Creo en el Cielo
-no en su divinidad-,
en su símbolo.
IV
Una gaviota
vuela sobre mi voz. Ro-
za el mar: mi poema.
V
El vino no salva
pero, como un salmo,
es luz provisora.
VI
En un segundo
sí cabe el infinito
de toda vida.
VII
El tiempo existe
porque existe el hombre:
su atroz conciencia.
VIII
Calderón, sólo
en sueño, la vida es,
al fin, un sueño.
IX
Lector, mi e-mail es
jagalvez@msn.com
¿Se lee aún haiku?
X
Léase o no haiku,
aún gozo este juego
de lo infinito.
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