Aquel equipo llego a ser una gran promesa. Aquel equipo éramos unos muchachos en verdad,
aún cuando un medio escrito saco un articulo diciendo que éramos unos middle aged,
cosa que también era verdad.
¡Aquel equipo tenía unos personajes! Bernadette, quien así voy a llamar por
razones obvias, si no así para el lector, si para los protagonistas de aquel
equipo. Bernadette era una caja de
explosivos. Se te desplegaba lo mismo
delante de la Casa Blanca que en frente del Puerto de Miami. Lista, mujer en todo el sentido de la
palabra, Bernadette daba la vida por Cuba si había que darla. Años atrás, antes de estar en aquel equipo,
Bernadette era de cargar mochila y fusil por las montañas de los Estados
Unidos.
Chaplin, ese es otro caso de aquel equipo. Chaplin, quien así voy a llamar por razones
obvias, también, de los explosivos. Chaplin
era la contrapartida masculina de Bernadette.
Nunca, pensé, me iba a perdonar que no pudiera verlo en su velorio por
culpa de una borrachera mía. Chaplin era
y es, todo un símbolo del exiliado cubano comprometido con la causa de una Cuba
libre. Aquel Chaplin discapacitado de
muletas, aquel Chaplin en aquel equipo era un acontecimiento digno de ver.
Bueno pues aquel equipo y todos sus personajes
se fueron a pique. Nos fuimos a pique
por culpa de un hueco por dentro.
Infiltrados por los dos lados, de forma directa y colateral, aquel
equipo se fue a pique por culpa de aquel hueco por dentro.
Aquel hundimiento fue la razón de mi paso, si
dije paso aún siendo de lo que se trata, una transformación total, paso que me
llevo del colectivo al cuentapropismo. Ejercicio
y trabajo ese el de cuentapropista, que llevo a cabo con todo gusto. Cosa que para mí ha llegado a ser una gran
promesa.
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