Escrito en un lenguaje accesible, cotidiano, directo, y
aún siendo en cubano, para el lector que no lo es, cubano, accesible, como dije. Aquí no hay pretensiones, no se pretende
nada. Es lo que es, y lo que no es, y el
lector está al tanto. Los cuentos y otras cosas más del libro del Dr. Antonio Llaca fluyen uno tras otro con exquisita naturaleza. Aquí el cubano se identifica y quien no lo
sea, de nunca haber conocido nuestra gesta, tras leerse el libro ya la conoce,
nos conoce, los de la isla, los del destierro, como éramos, como somos, como
podemos ser. Desde lo emprendedor que
somos en Sardinas en botella hasta
nuestra picardía en Sospecha. Desde lo feo y horroroso que podemos ser en Vivir otra vez hasta lo hermoso y
valiente en Damas de Blanco: Reto colosal.
Los protagonistas del libro de Llaca son seres vivientes,
de carne y hueso, están en vivo y a todo color criollo. El libro de Llaca es autobiográfico con aires
de ficción a la vez. En otro ámbito pudiera
fácilmente correr el peligro de ser su tendón de Aquiles, pero ese no es el
caso aquí. Precisamente esa dinámica es
el más fuerte atractivo del libro.
Estamos con estas páginas de Llaca ante la historia de todo un pueblo,
incomprendido muchas veces, condición que el libro remedia. Con humor a veces y franqueza siempre.
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