Servicio Informativo del Proyecto Sobre la Transición
en Cuba (CTP)
Instituto de Estudios Cubanos y Cubano Americanos
Universidad de Miami
Instituto de Estudios Cubanos y Cubano Americanos
Universidad de Miami
Numéro 210
24 de febrero del 2014
Una
encuesta con intenciones ocultas
Si uno
tortura los datos suficientemente, confesarán cualquier cosa. Recordé este
viejo adagio mientras me preparaba para discutir los resultados de una reciente
encuesta sobre los cambios en la política de EEUU hacia Cuba, realizada por el
Centro Latinoamericano Adrienne Arsht, del Atlantic Council.
Según
sus propias palabras, la encuesta buscaba saber si “en general hay un apoyo
hacia la normalización de relaciones (o interactuar más directamente) con
Cuba…” Y concluye que “a nivel nacional 56% de los encuestados favorece cambiar
nuestra política hacia Cuba…”
Lamentablemente,
esos pretendidos resultados han sido repetidos sin crítica por numerosos medios
noticiosos y coreados como una perogrullada sin ninguna evaluación sensata. El
titular de un artículo del 10 de febrero en The New York Times decía
“Encuesta muestra que mayoría de americanos favorecen vínculos con Cuba”.
Reuters repetía en un artículo en febrero 11: “La mayoría de los americanos
favorecen vínculos EEUU-Cuba más cercanos, dice encuesta”.
El
folleto a colores de la encuesta subtitulado “Nueva encuesta pública apoya
cambios de política” implica deliberadamente que los americanos apoyan un
cambio incondicional y unilateral en la política de EEUU, sin concesiones del
gobierno cubano. Pero no existe nada en la encuesta que apoye esa conclusión;
de hecho, ni siquiera una simple línea en la encuesta pregunta sobre Estados
Unidos cambiando su política hacia Cuba sin buscar concesiones por parte del
gobierno cubano.
Por
ejemplo, se pregunta a los encuestados si apoyan “normalizar las relaciones o
interactuar más directamente con Cuba”. Esta es una pregunta tan soporífera
como las del tipo “¿está usted a favor de la paz mundial?”, y es sorprendente
que la interacción es apoyada solamente por un 56%.
No es
sincero presentar la respuesta a esta pregunta como evidencia de apoyo a un
cambio incondicional y unilateral en la política de EEUU hacia Cuba. Pero eso
es lo que hace la encuesta: iguala el deseo de establecer una política más
efectiva con el apoyo al abandono de la política actual sin pretender
concesiones de la otra parte.
Supongamos,
por ejemplo, que planteáramos una pregunta más elaborada utilizando elementos
fácticos en la formulación: “El gobierno de Castro continúa reprimiendo
libertades y cometiendo abusos de derechos humanos y, a pesar de algunas
aperturas, negando a sus ciudadanos acceder a libertades económicas básicas,
¿deberían los Estados Unidos suspender sus sanciones económicas sin intentar
concesiones por parte del gobierno cubano?
O: “¿Debe
Estados Unidos buscar incondicionalmente normalizar las relaciones con Cuba aun
cuando el gobierno cubano ha sentenciado a quince años de prisión a Alan Gross,
un americano subcontratista de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo
Internacional, por trabajar ayudando a la comunidad judía cubana a nombre del
gobierno de EEUU?
O:
¿Apoya usted una eliminación incondicional y unilateral de las sanciones
económicas, o apoya un proceso de negociaciones que conduzca a obtener
concesiones del gobierno cubano?
Preguntas con este nivel de especificidad se necesitarían para apoyar los saltos lógicos con relación a las implicaciones políticas propugnadas en el informe del Atlantic Council.
Sin embargo, sospecho que las respuestas no apoyarían las conclusiones del informe.
El
Atlantic Council es una organización respetable y encargó a experimentados
encuestadores este informe. Como crédito a su favor, Peter Schechter, Director
del Centro Latinoamericano responsable por la encuesta, me invitó como
panelista a la presentación del informe en Miami, sabiendo que yo sería muy
crítico.
¿Por qué
el Atlantic Council no ve estos aspectos cuando extrapola conclusiones sacadas
del ámbito de los datos de las preguntas de la encuesta? ¿Por qué presenta lo
que parece ser una encuesta forzada, diseñada para obtener un resultado
predeterminado para impulsar una agenda ideológica?
Quizás
una explicación pueda encontrarse en un revelador patinazo que encontré
investigando sobre el trabajo. En la página web del Atlantic Council que
promueve esta encuesta, hay una frase que se refiere al “bloqueo financiero” de
Estados Unidos a Cuba.
Los
observadores experimentados en el tema cubano reconocen inmediatamente que la
palabra “bloqueo” al referirse al embargo de EEUU es un término utilizado
solamente por Cuba y los simpatizantes del régimen. “Bloqueo” es un concepto
políticamente contaminado, que insinúa imágenes de buques de guerra de EEUU
bloqueando rutas marítimas hacia Cuba. No es un concepto que utilizaría alguien
que busque establecer objetividad. ¿Cómo fue posible que este concepto
terminara en el trabajo del Atlantic Council? ¿Un patinazo freudiano?
*José Azel es investigador asociado del Instituto de Estudios Cubanos y Cubano-Americanos de la Universidad de Miami. Es autor del reciente publicado
libro, Mañana in Cuba.
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