Una de las cosas que más llama la atención en la Cuba de
hoy es el desconocimiento, la desconexión entre la sociedad y el poder.
Nadie sabe nada sobre la salud de Fidel Castro. Se dice
en círculos bien informados que ha permanecido una larga temporada
hospitalizado y que ahora está de nuevo en su domicilio (también secreto)
convaleciente de Alzheimer ¿Es eso cierto? Nadie lo sabe.
¿Y Raúl? ¿Se marchará efectivamente en 2018 como está
establecido? ¿Quién le sustituirá? Se dice, siempre en círculos cubanos
informados, que el vicepresidente Miguel Díaz-Canel no tiene poder real. Para
esas fuentes, ni siquiera el influyente viceministro de Defensa, Álvaro López
Miera, sería una opción para el postcastrismo.
Todo apunta, según esas fuentes, a que la sucesión se
producirá por la vía hereditaria y recaerá en alguno de los hijos de Raúl. El
favorito es Alejandro, uno de los máximos responsables del eficiente servicio
de inteligencia cubano.
El primer test sobre la actitud del régimen hacia una
posible apertura política tuvo lugar el pasado 30 de diciembre en la Plaza de
la Revolución, donde la pintora Tania Bruguera trató de convocar un acto que
consistía en que los ciudadanos pudieran dar su opinión sobre el régimen. No
hubo lugar. La performance fue prohibida y su convocante detenida, así como
Reinaldo Escobar, marido de la conocida bloguera Yoani Sánchez y editor del
diario online 14ymedio. También fue detenido el conocido opositor Antonio
Rodiles, probablemente la figura más interesante del anticastrismo interior.
El día anterior a su detención, conversé con él en su
domicilio de La Habana. Rodiles es muy crítico con el acuerdo del 17-D. «El
riesgo que tiene es que los que aspiramos a un cambio democrático nos quedemos
colgados y el régimen termine legitimándose». Rodiles, que cree que Obama ha
dado respiración asistida a Castro, defiende cambios constitucionales que
desliguen los derechos ciudadanos de su perfil ideológico.
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