viernes, 10 de junio de 2016

Tania Bruguera: “La censura en Cuba si no te destruye te convierte en mal artista porque de pronto tus propuestas estéticas son malas: no es lo que dices, sino cómo lo dices o cuándo lo dices. Como si diciéndolo de otra manera o en otro momento te dejaran decirlo”.

La censura en Cuba es internacionalista, llega hasta los lugares donde te defienden otros, en otros países. Llega, en la persona de un funcionario de la embajada cubana, a las universidades donde un profesor que te ha defendido enseña; llega en la voz de un funcionario de una agencia de viajes que te aclara que si no quieres tener problema durante tu viaje no contactes al censurado; llega con una invitación a exponer en La Bienal o en el Museo Nacional a quien está en desacuerdo con la censura ejercida, con la esperanza de poderlo callar a cambio de un impulso a su carrera; llega con el descrédito y los rumores sobre el censurado a todas partes, para crear así un estado de opinión que desacredite los argumentos en contra de la censura y hagan deleznable por siempre al censurado.

No creo que ningún museo, ninguna editorial, ninguna sala de conciertos, ninguna cinemateca en el mundo tenga los recursos para hacer este tipo de censura, ni tampoco creo que les interese ensañarse en la persona de esa manera. Me gustaría un día, por curiosidad, saber el presupuesto que se ha gastado en Cuba para la producción y ejecución de la censura.
La Bienal o en el Museo Nacional a quien está en desacuerdo con la censura ejercida, con la esperanza de poderlo callar a cambio de un impulso a su carrera; llega con el descrédito y los rumores sobre el censurado a todas partes, para crear así un estado de opinión que desacredite los argumentos en contra de la censura y hagan deleznable por siempre al censurado.

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