martes, 13 de septiembre de 2022

“Mi pensamiento, y el de muchos hipócritas que no lo dicen pero que están seguros de que es así, es que si en las décadas del 60 y del 70 no pudimos, primero por la persecución de las autoridades norteamericanas; y segundo, por las del gobierno de Cuba; si entonces, cuando había combatientes iluminados que dieron su vida por alcanzar esa estrella, no se pudo, no sé cómo hoy pensamos liberar a Cuba”: Ramón Font Saumell

Yo sé, y no me importa, que mis palabras me costarán la amistad de muchos, la crítica de otros más, las calumnias de buena cantidad de los que hoy se auto-titulan líderes y se la pasan proclamando que los ministros cubanos se auto-titulan cuando saben que los gobernantes de la República de Cuba, ahora verdaderamente independiente, reconocida y admirada por la mayoría de los pueblos y los gobiernos del mundo son quienes los nombran. Por más que nos duela, la verdad es que a las docenas de “lideres” de los cubanos de Miami, sí que nadie les ha dado ese título que constantemente pierden y constantemente al mismo tiempo ganan con sus mentiras y calumnias, y con la manipulación de las informaciones con que mantienen engañadas a varias generaciones de cubanos y cubanas y especialmente de ancianos que al oírlos sienten el olorcito a lechón asado para las próximas Pascuas en la Habana. Quizá al final tengamos que felicitarlos y calificarlos como "piadosos mentirosos" por la felicidad que les están procurando a nuestra ciudadanía de avanzada edad.

Mi pensamiento, y el de muchos hipócritas que no lo dicen pero que están seguros de que es así, es que si en las décadas del 60 y del 70 no pudimos, primero por la persecución de las autoridades norteamericanas; y segundo, por las del gobierno de Cuba; si entonces, cuando había combatientes iluminados que dieron su vida por alcanzar esa estrella, no se pudo, no sé cómo hoy pensamos liberar a Cuba con misitas, rayos láser, espejitos que se reflejen en los edificios de la Habana, y flores echadas al mar por combatientes "cívicos" que salen de Cayo Hueso hacia la Habana y desembarcan en Key Biscayne.

Esperanzas tengo, sí, pero en el pueblo de Cuba, en su Ejército. Y que Dios nos salve de una intromisión norteamericana, porque sería el Apocalipsis, el fin de la nación cubana y la destrucción física y moral de la Patria, aunque haya muchas declaraciones que muestran que ese es el deseo trasnochado de algunos a quienes el odio los lleva a la aberración inmoral de desear que otros derramen su sangre por lo que es nuestra obligación.

Quien piense que desde aquí, con este paisanaje que todos los días hace una nueva organización y se la pasa insultando por la radio, y poniendo en boca de los microfoneros apodos de los representantes del régimen de Cuba como “el vaina de Robaina”, “el cabezón de Alarcón”, “el loco endemoniado de Fidel”, con eso creen que vamos a tumbar el gobierno, ni en las calendas griegas.

Testigo y protagonista: Ramón Font Saumell  

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