domingo, 4 de agosto de 2024

Cuando sale el sol y las sombras que habitan el parque de la Fraternidad se retiran, lo que se ve es una plaza caída en desgracia, con hermosos árboles, pero sin casi lugares donde sentarse y una zona de césped cada vez más descuidada. La fila de una cercana parada de ómnibus serpentea entre las raíces de los laureles pero la gente debe apelar al contén de la acera para descansar porque “aquí de cada tres bancos, dos están rotos”, sentencia una anciana que aguarda por la guagua que va hacia Marianao.: Natalia López Moya

 



Sobre el Parque de la Fraternidad, Natalia López en14ymedio

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