El sábado, lejos de Seúl,
decenas de adolescentes vestidos con cuadros, faldas escolares, pantalones
bombachos anchos y gruesos delineadores de ojos negros mostraron sus mejores
movimientos mientras imágenes de los ídolos del género se proyectaban en una gran
pantalla de un club de baile de La Habana.
“El
K-pop me ha abierto un mundo nuevo”, dijo Francisco Piedra, de 24
años, quien cuando no trabaja con su padre como herrero, sueña con pasos de
baile meticulosos. Conocido por su nombre artístico Ken, algún día aspira a ser
un coreógrafo profesional de K-pop.
Reportaje de EFE desde La Habana, Cuba.
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