Algunas personas, tanto cubanas como
extranjeras, insisten en pedirle a importantes centros de poder en el mundo que
desestabilicen al gobierno cubano, tomen medidas que pueden dañar
fundamentalmente al pueblo de la Isla, y contribuyan a imponer en el país un
modelo socio-económico-político que ha demostrado tener luces, pero también grandes
sombras, sin discernir y consensuar seriamente la manera de atenuar estas
últimas.
Cuba tiene muchísimo que cambiar, pero los
protagonistas de esos cambios no pueden ser los centros de poder de ciertos
países fuertes e influyentes. Cuba tiene muchísimo que cambiar, pero todo
indica que la generalidad de los cubanos no desea un cambio al estilo del
ocurrido en muchísimos países de Europa del Este. La inmensa mayoría de los
cubanos no pretende que el país se enrumbe hacia el destino de esa parte del
mundo, ni que nuestros cambios sean por medio de una metodología similar a la
aplicada allí.
Ciertamente merece gratitud que personas e
instituciones de otros países se preocupen por la crisis que padecemos, hagan
las críticas que consideren pertinentes y brinden consejos acerca de cómo
deberíamos conducir la nación para conseguir un mayor desarrollo social,
económico y político. Sin embargo, la mayoría de los patriotas cubanos, que
abundan en buena parte de nuestra actual diversidad política, anhelan que lo hagan
actuando como amigos que nos acompañan y no como jueces que nos condenan, ni
como conspiradores que estén dispuestos a llevarnos hacia destinos inciertos,
que no emanen de la voluntad expresa del pueblo.
Realmente pueden existir fundamentos que justifiquen
ciertas inflexibilidades, pero a esta altura de la historia una hipertrofia de
las rigideces puede precipitar al país hacia el abismo. Se hace ineludible que
el Estado, el gobierno y el Partido Comunista, se dejen interpelar por los
criterios y proyectos, nuevos y patrióticos, que abundan dentro y fuera de sus
filas, estén dispuestos a darles protagonismo, promuevan una síntesis de todas
esas ideas, y faciliten el rediseño de nuestra República.
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