Luis Bofill y Boris Larramendi en un mismo escenario es
un sueño hecho realidad que ellos, su público y otros muchos más venimos
deseando. El concierto y otros tantos vehículos
que están facilitando las fusiones de un arte contemporáneo cubano, si bien en
el exterior del país sí se está dando para el bien, para el enriquecimiento del
ser cubano, esa identidad y por supuesto cualquier otra. Vivimos días esperanzadores.
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