Los
presentes, muchos de los cuales viajaron largas distancias el domingo para
estar allí, despidieron a la Patrona de Cuba, mientras la estatuilla era
trasladada a la embarcación, rodeada por banderas de Estados Unidos, el
Vaticano y países latinoamericanos.
La
procesión, en la que también participaron otros seis botes pequeños, partió
desde el pequeño malecón de la Ermita de la Caridad del Cobre y luego se
trasladó hasta el Hospital Mercy, donde los feligreses que acompañaban a la
estatuilla elevaron plegarias a favor de los enfermos.
De
allí se dirigieron hacia el Ayuntamiento de Miami, donde fueron recibido por el
alcalde Tomás Regalado.
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