Lo hemos
ensayado durante diez años. Desde que se enfermara en 2006 y cediera la mayor
cantidad de cargos públicos acumulados en manos de una sola persona en la
historia de Cuba. Lo ensayamos antes, incluso. Cuando cayó al piso en medio de
un discurso en el municipio Cotorro, de la capital cubana, allá en el año 2004,
y las cámaras de la televisión que trasmitían en vivo apuntaron, curiosamente,
al cielo. Descubrimos que era hombre, que sudaba, gemía, escupía. Ayer, pasadas
las diez de la noche, descubrimos que también moría.
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