domingo, 29 de agosto de 2010

Un café con Juan Juan

Me tome un café con Juan Juan Almeida. Solo yo tomando el café porque a él no le gusta tomarlo. Creo que es una de las pocas cosas que no compartimos. Me explico. La vida ha querido que tengamos los dos muchas cosas en común. Compartimos amistades, hábitos a la hora de comprar ropas, no gustamos usar ropa interior, y ambos nos sentamos cuando vamos a orinar.
La cosa es que estaba por hacerle la visita a Juan Juan desde que fui a darle la bienvenida cuando llegó a Miami. Al llegar a la puerta de su hogar en Coral Gables me recibió Consuelo, su señora. Al poco rato salió Juan Juan de una habitación portando una sonrisa y nos abrazamos en la sala. Un abrazo profundo. Sentí que estaba abrazando a La Habana, a Claudia, al Ciro, en fin, a nuestros amigos de allá.
Consuelo me pregunto qué quería tomar. Le pedí agua. “¿No quieres un café, alguna otra cosa? “ respondió. “No, agua” le dije, “además que a Juan Juan no le gusta tomar café”. “Oye, que yo no tome café no quiere decir que en mi casa no se haga” me aclaró el recién llegado mientras nos sentábamos en un sofá seccional moderno, negro, de piel. Me convencieron al café y Consuelo se puso a la tarea de hacérmelo.
Como decía, Juan Juan y yo compartimos muchas cosas. Tenemos la misma opinión sobre la blogosfera cubana por ejemplo. Por cierto él piensa seguir su blog, ahora desde acá. Coincidimos sobre la situación en Cuba, la política, o mejor dicho, no hacer política. Coincidimos en que él es el primero en la historia de Cuba en ser permitido salir de la isla, tras una huelga de hambre. Me conto que después de su salida, Fariñas, jocosamente, le dijo a Yoani que todos allá deberían irse ahora en una huelga de hambre. La verdad es que pasamos un buen rato recordando amigos, sus ocurrencias, nada… El tiempo se fue volando.
Antes de irme, el autor de Memorias de un guerrillero cubano desconocido dedico su libro, uno que yo había traído conmigo para que se lo dedicara al Sistema de Bibliotecas Públicas de Miami Dade, donde yo trabajo. Le explique que desde que las bibliotecas públicas aquí adquirieron su libro, dicho ha sido muy solicitado por los usuarios. Eso desde luego, lo complació. Me cuenta entonces que está viendo si se le puede publicar Memorias en inglés, cosa que le dije no va ser problema.
Al irme le sugerí a Juan Juan que se pasara, estos días de recién llegado, tranquilo. Estuvo de acuerdo. “Me levanto a veces pensando que estoy allá” dijo, y que quiere pasar todo el tiempo, lo más que pueda, junto a su hija y su señora. Dijo sentirse bastante desorientado y que Miami no era lo que él se imaginaba. Pensaba que quizás el recibimiento que iba a recibir a su llegada seria otro, pero que mucha gente cuando lo ven lo saluda y le dan la bienvenida.
Ya despidiéndome en la puerta, al salir, creo que fue entonces, es posible que se lo dijera antes, durante la visita, le dije que el día de su llegada coincidió con mi cumpleaños y que casualmente, cuando vuele a California para darle tratamiento a su enfermedad, probablemente sea el día del cumpleaños de mi madre. “Verdad que estamos conectados” señalo.

2 comentarios:

Eduardo Mesa dijo...

Interesante cronica, me alegro mucho que hayan dejado salido salir a este hombre.

Juan Antonio Zas Irigoyen dijo...

Yo me alegro que lo dejen salir ha el y a cualquiera que sea cubano, no importa, raza, color, religion u orientacion politica, como si es comunista y quiere salir y entrar.
Ya el esta con su familia que es lo importante para un ser humano.
Sobre la cronica, nada que comentar.