"Primero, quiso que fuera otra mujer y yo se lo permití, así alimentaba su ego, que me pareció, desde el inicio, algo deprimido; me obligó a laciarme el pelo y a pintarme la piel de blanco, llegué a ser la musa de un poeta francés del que nunca había escuchado y que le servían como exergo".
Un grito desde el librero, post en Afrocubanas, blog necesario de la blogosfera cubana.
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