Homilía pronunciada por el Arzobispo Thomas Wenski
En la Misa funeral de María Cristina Herrera
8 de julio de 2010 en la Parroquia de Saint Brendan, Miami
Hoy cumplimos con un triste deber – el de encomendar al Señor que es siempre rico en misericordia el alma de María Cristina Herrera. Y al encomendarla, le damos a el las gracias por la vida y la entrega de esta mujer quien siempre fue una cubana patriota y también católica comprometida y que nadie diga lo contrario.
Muchos de ustedes la conocían por su trabajo incansable como fundadora del instituto de estudios cubanos. Ella y sus colaboradores a través del trabajo del instituto y también a través de sus contactos con Cuba y la Iglesia de Cuba trataban de establecer un dialogo sano y razonable entre todas las personas de buena voluntad que se apasionaban por la causa de Cuba y su futuro. Marti dijo que Varela enseñó a los cubanos como pensar y María Cristina les retó para que siguieran pensando “ con caridad y lógica” y así ella facilitó en la diáspora y dentro de la isla una reflexión honesta (y por lo tanto ardua) sobre la problemática de Cuba.
Yo digo que tal trabajo fue – y lo es todavía - nada más que una continuación de lo de Varela y de Marti porque ellos siempre ligaron a su apasionante amor para Cuba su intelecto. Solo un amor informado por la razón puede buscar mejor y reconocer el bien común de la patria. Pero, como Marti dijo una vez – y estas palabras están grabadas en un mapa de relieve de Cuba en el parque conmemorando los caídos de Girón cerca de la calle ocho – La patria es agonía y deber.
Cada cubano ha vivido en su propia carne la agonía de Cuba en estas últimas décadas. María Cristina la vivió intensamente – y también la vivió en el rechazo y el repudio, en la falta de comprensión - mientras trabajaba para poder cumplir también con ese deber que es Cuba – como dijo Marti.
Como Ustedes saben, nació en Oriente, en su querido Santiago de Cuba. Allí, aprendió a superar los retos que la vida le imponía. Si el cuerpo le fallaba, su intelecto y su voluntad nunca le fallaron. Ahora, ella esta liberada de las limitaciones de su cuerpo frágil, ahora que está más allá de las ataduras de sus limitaciones físicas, su espíritu resplandecerá aun más todavía.
Aquí, en Miami, ella contaba entre sus amigos al fallecido Mons. Bryan O. Walsh. Ese gran amigo de Cuba y “padre” de tantos niños cubanos también nos ha dejado un legado muy estimado de servicio abnegado y de rigor intelectual. Y en mi mente ya puedo imaginar los dos discutiendo el tema que nunca estaba lejos de sus pensamientos: Cuba y como lograr que la Cuba de mañana ofrezca a sus ciudadanos las condiciones que hacen posible una vida plenamente humana para todos.
En el evangelio, hemos oído las bienaventuranzas del Reino de los cielos. Esta lectura está tomada del sermón que el Señor pronunció en el Monte. Ese sermón – podemos decir – constituye la Carta Magna, o sea la constitución del Reino que el vino a establecer. Una constitución siempre detalla los derechos y los deberes de los ciudadanos. Y así, es el Sermón en el Monte para los que quieren ser ciudadanos del Reino de los cielos. Tenemos derecho a esperar que nos llamen hijos de Dios y constructores de la paz, que lleguemos a poseer el reino, que seamos consolados y colmados de bendiciones. Pero, primero, hemos de cumplir con los deberes de nuestra ciudadanía, o sea de nuestro bautismo. O sea, hemos de ser pobres de espíritu, de poder sufrir persecución por la justicia y el bien. Tenemos que saber llorar con los que lloran. Tenemos que aprender aceptar que nos maldigan – por su nombre y por su causa.
María Cristina cumplió con estos deberes – como ciudadano del Reino de los cielos y como cubana. Más que esto que podemos añadir.
Para ella, la lucha ha terminado. Para nosotros, no; Cuba sigue siendo agonía y deber. Que todos seamos consecuentes como fue María Cristina en su compromiso con Cuba y con su fe católica. En esto, yo creo que los discursos de Juan Pablo II durante su visita a Cuba hace más de una década pueden servirnos como guión, sobre todo durante estos meses en que los cubanos preparan el jubileo del hallazgo y presencia en Cuba de la Virgen de la Caridad. Los temas de estas homilías nos presentan una riqueza que hay que saber como minar para el provecho de la Cuba de hoy y del futuro.
En estos días, tengamos presente en nuestros pensamientos y oraciones a los presos, y en especial, a Guillermo Fariñas. Tengamos presente también los esfuerzos de la Iglesia en Cuba para mediar la liberación de estos presos. María Cristina tenia una afección especial por sus “gorritas” en Cuba (así, ella apodaba a los obispos) – en especial por el arzobispo enerito de Santiago de Cuba, Monseñor Pedro Meurice, a quien ella cariñosamente llamaba Perucho. El no pudo estar con nosotros esta noche, pero escribió este mensaje por correo electrónico que cito ahora: “María Cristina Herrera Fernández. Descansa en Paz. Una mujer extraordinaria, limitada físicamente, supo desarrollar con increíbles fuerzas sus energías espirituales. Sus dos amores: La Iglesia y Cuba. Espíritu de frontera, trabajadora incansable, buscadora siempre de nuevas metas. La muerte la convierte en testigo de Dios para nosotros”. Pedro Meurice, Arzobispo Emérito de Santiago de Cuba
Como dije al comienzo, encomendemos a María Cristina al Señor de misericordia. Pedimos que le perdone cualquier pecado que ella pudiera haber cometido por fragilidad humana pues confió en Cristo. A nosotros quienes lloramos su muerte pidamos que el Señor nos de una porción de ese espíritu que el dio a María Cristina en su vida para que nosotros podamos ser buenos ciudadanos del Reino para que así, al cumplir con nuestros deberes aliviemos la agonía que es Cuba y así merezcamos también gozar los derechos del Reino que Jesús nos promete en su Sermón en el monte.
Dale, Señor, descanso eterno; que brille para ella la luz perpetua. Que su alma y las de todos los fíelos difuntos por la misericordia de Dios descansen en paz. Amen.
4 comentarios:
A QUIEN PUEDA INTERESAR.
NADA TENGO Y NO ASPIRO A NADA; PUEDO DECIR MI VERDAD . COMANDANTE RAUL CASTRO, FIDEL NO ES UN SOLDADO RASO Y EN SUS PENSAMIENTO ESTA UN FUTURO SIGNIFICANTE DE LA REVOLUCION CUBANA; A LOS REVOLUCIONARIOS DE CUBA Y EL EXILIO; Y LAS GENERACIONES NACIDAS AQUI, Y ACULLA.
ESTE ES EL MOMENTO DE CONJUGAR NUESTRAS EXPERIENCIAS Y ENSAYAR EL SISTEMA DE SEGUROS PRIVADOS EN CUBA COMO FUNCIONA EN ESTADOS UNIDOS, PARA EL PROXIMO PASO DE LIBERTAD DE ACCION Y PENSAMIENTO PARA TODOS; SIN NINGUN OTRO VINCULO CON LOS ESTADOS UNIDOS QUE LA CONSECUENCIA DE LA MUTUA CANDIDES Y BUENA VOLUNTAD; ESTO LO PODEMOS” MONTAR” HOY.
EL IMPERIO RACISTA, AVARO, INVASOR NORTE AMERICANO, IMPLOTO POR SU ACUMULACION DE HIPOCRECIA, EN EL 2009; EN UN PROCESO CYBERNETICO QUE GANO HISTORICAMENTE, LA JUVENTUD NORTE AMERICANA EN EL SIGLO 21. ESTA NUEVA CONJUGACION ES UN GOBIERNO REVOLUCIONARIO QUE OFRECE RESPETO MUTUO AL MUNDO, Y NO SE SABE QUE DURARA. LOS PERSONEROS DE LA POLITICA AVARICIOSA, RACISTA,EUROPEA BLANCA DEL SIGLO PASADO, CONTINUAN BUSCANDO EL PODER, AHORA CON LOS IMMIGRANTES; EL TIEMPO APREMIA PARA QUE NO SE HAGA REALIDAD, EL DELIRIO NUCLEAR DEL COMANDANATE FIDEL CASTRO.
EL SISTEMA DE SEGUROS PRIVADOS, COMO FUNCIONA EN ESTADOS UNIDOS, ES LO QUE ASEGURA LIBERTAD DE ACCION Y PENSAMIENTO PARA TODOS EN ESTA NACION Y PUEDE SERLO EN LA NUESTRA.
HECTOR CORNILLOT
POR FAVOR, ORA UNOS SEGUNDOS A TU DIOS, POR LA FAMILIA EDUARDO AROCENA; AROCENA ES UN GUERRERO CUBANO EN CARCEL DE ESTADOS UNIDOS.
Cornillot,
Gracias por pasar por el blog, y por dejar aquí su opinión.
Muy buena idea publicar la homilia del Arzobispo,muy bonito el homenaje que le haces en tu blog a Maria Cristina, una buena amiga que sin lugar a dudas extrañaremos.
Gracias Eduardo, y si, a María Cristina la extrañaremos. En efecto ya la extrañamos.
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