domingo, 14 de noviembre de 2010

Había una vez una organización anticastrista

Me ha influenciado tremendamente el libro de Juan Carlos Flores que me estoy leyendo. Sus poemas son mis poemas. A ver si me explico. Leyendo el libro me pasa igual que me paso cuando me leí el de Eckhart Tolle, me dije a mi mismo entonces como me digo ahora con el de Flores: “Coño pero si esto es como si yo lo hubiese escrito”. Y entonces, aquí va mi “Había una vez una organización anticastrista”.
Había una vez una organización anticastrista que era una esperanza. La organización era joven, a pesar que sus miembros no lo éramos. Había una vez una organización anticastrista que prometía ser diferente, autentica, independiente, y fue, llego ser omnipresente en la Capital del Exilio cubano, y más allá de sus fronteras. Todos tenían que ver con ella. Su membrecía se reunía todas las semanas para discutir estrategias y realizar proyectos. Su membrecía se reunía todas las semanas, y eso es mucho decir para esos tiempos, que no son estos, aunque se parecen a veces. Había una vez una organización anticastrista que era una esperanza. La organización era dinámica, a pesar que no poseía dinamita. Su membrecía fue explotando hasta que un día exploto toda. Una por una, uno por uno, su membrecía fue explotando hasta explotar toda la organización. Hace unos días un aire fresco me pregunto cómo se llamaba el programa de radio que llevaba su nombre, el de la organización que prometía ser diferente, autentica, independiente, y fue, llego ser omnipresente en la Capital del Exilio cubano, y más allá de sus fronteras. Conteste algo así como: “No deseo mencionar su nombre más”. Es que me pasa como cuando uno termina un matrimonio o una relación que prometía ser diferente, autentica, independiente, y que llego ser omnipresente. Había una vez una organización anticastrista que era una esperanza. La organización era joven, a pesar que sus miembros no lo éramos. Poco a poco, con embargo y sin embargo, su membrecía fue explotando, fue cayendo. Una por una, y uno por uno, fuimos cayendo por culpa de ese Fidelito que todos llevamos por dentro. Así, hasta que llego ser explotada toda. ¡Ya quisieran las bombas aniquilar como se aniquilo! Había una vez una organización anticastrista que era una esperanza. Hoy no queda ni un solo rastro de ella.
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2 comentarios:

Anónimo dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=mdDV98K0zF4&feature=related

Mickey dijo...

Anónimo,

Gracias por la visita, y el enlace.