El tiempo se encargo de poner las cosas en su lugar. La facción Pro-fondos federales se quiso apoderar de nuestro nombre, pero el tiempo hizo saber quiénes éramos verdaderamente la organización anticastrista que termino como todas las demás del Exilio. La facción Pro-fondos federales junto a otras organizaciones que también terminaron como todas las demás del Exilio, con la excepción de dos de ellas si no mal recuerdo, fundaron una sombrilla para desde dicha recibir lo que fue una cantidad descomunal de dólares provenientes de la Administración Clinton. La cosa es que pasa un año y aquella sombrilla no hizo ni hacía nada. Excepto cogerse los fondos federales por supuesto.
Nosotros mientras tanto haciendo lo que podíamos en la organización anticastrista que termino como todas las demás del Exilio. Mil maromas ejercíamos para pagar la renta de la oficina, la luz, el teléfono, y lo poco que quedaba de lo recaudado mandarlo a Cuba. Digo que hacíamos mil maromas pero muchas de ellas, la mayoría, solían ser escavar nuestros propios bolsillos. ¡Y nuestros propios bolsillos eran de trabajadores! Me explico, la mayoría de la membrecía de la organización anticastrista que termino como todas las demás del Exilio era blue collar como dicen los yumas. Los profesionales y gente con recursos brillaban por su ausencia en nuestra agrupación.
Bueno a ver, voy al asunto de este post. No sé cuándo ni dónde fue que empezó un runrún de que uno de los nuestros estaba trabajando para La Habana. Que si el tipo era un infiltrado, que si no se sabía quién era en verdad. Que si no se sabe mucho de él, que si la organización tal o más cual no confía en él. Que si él solo busca protagonismo y se la pasa tratando de dividirnos. No importaba que el supuesto agente de la dictadura fuera uno de los dos a quienes después del Maleconazo se les ocurriera fundar a la organización anticastrista que termino como todas las demás del Exilio.
El chanchullo termino con una reunión por la noche en casa de uno de nuestros miembros que tenía su guarida, todavía la tiene, en los alrededores de Sweetwater. Éramos unos cuantos de la agrupación esa noche allí reunidos. Pasamos al patio de la casa para empezar la reunión y pregunte por qué no esperábamos a que llegara el miembro en cuestión. Fue entonces que aprendí, no fui el único, que al sospechoso no se le había invitado, cosa que por razones obvias proteste. ¿Cómo íbamos a hablar sobre uno de los nuestros, acusarle de lo que se le estaba acusando, y el no estar presente para defenderse?
Ninguna de las acusaciones que se hicieron contra el miembro esa noche tenía fundamento. Nadie tenía pruebas de nada. No estaba lloviendo pero tremendo fango que se estaba revolviendo en aquel patio. Quienes acusaban eran los dos miembros que habían citado a la reunión. Curiosamente eran quien entonces fuera el delegado de nuestro Ejecutivo, y el que sería el próximo en serlo. Recuerdo que lo que más les molestaba a estos dos era que el sospechoso tenía facilidad con los medios. Que siempre estaba ante las cámaras, que si siempre lo están entrevistando. Que si lo único que le interesaba al supuesto infiltrado era promover su imagen de activista anticastrista. Que si blah, blah, blah… En fin, me largue de la reunión no sin antes dejar claro que lo que se estaba haciendo allí con nuestro hermano de lucha era una mierda. Si se hacía eso con un fundador de la agrupación, ¿con quién no mañana?
Al otro día la organización anticastrista que termino como todas las demás del Exilio expulso al supuesto agente de La Habana. Bueno, en efecto fue expulsado la noche anterior. Un mejor hermano de lucha hubiera renunciado a la agrupación ese mismo día ante semejante injusticia con uno de los suyos. Ese no era yo.
3 comentarios:
Muy buena esta serie de posts. Llena de advertencias, lecciones, y experiencias.
Gracias Charlie, por tu comentario a este post y sobre la “serie de posts”. Y por supuesto gracias una vez más por montarte por aquí en la onda. Te digo mi socio, sobre la “serie de posts”, tremenda terapia para mí. No sabía la necesidad que tenía en desahogarme un poco sobre el tema.
Y no solo te desahogas, nos trasmites a los lectores una experiencia que es muy necesaria. Muchas gracias, de nuevo.
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