Son dos. Ya son dos años que en Cuba el que era el numero dos es el uno. Ya son dos los años que han pasado y son dos los hermanos ya en edades con unos números bastante avanzados.
El 26 pasado, el dos que es el uno le dijo en Santiago de Cuba a los 11 millones de la isla que “hay que acostumbrarse a no sólo recibir buenas noticias”. Lo dijo quedándose chiquito, producto de la enorme imagen colgada detrás de el, gigante foto del que hasta hace dos años era el numero uno en Cuba.
“Hay que acostumbrarse a no sólo recibir buenas noticias”. Frase que hace a muchos números de cubanos hacer números. La cuenta les sale igual. Se han quedado entre dos y tres. Ya veremos en lo que queda de año dispararse los números de cubanos saliendo del país por cualquier medio que sea necesario como diría Malcolm X.
Si los 11 millones en la isla no han de acostumbrarse a sólo recibir buenas noticias, al menos este 26 a la multitud en Santiago se les daba una buena. El discurso que pronunciaba el dos que es el uno se lo dedicaba al que por casi 50 años había sido el uno en Cuba. El de la enorme imagen detrás de el. Esa gigante foto del anciano convaleciente y esa dedicatoria de este “Siempre es 26” a el, anuncia la mas buena de las noticias que puedan recibir los cubanos. El final del que era el uno, que muy bien pudiera resultar en el final del dos.
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