Mejor dejar pasar unos días antes de escribir esto me puse a pensar. Y así hice. Y ahora aquí va esto, esto que es más bien un ejercicio de exorcismo que de otra cosa. Confieso que ya me aburre escribirlo, pero aquí va:
Hace solo un par de días a un par de cubanologos los pusieron a hablar. Uno un ex ministro, otro un ex agente. Ambos habían descubierto una vez más el agua tibia y nos la daban a beber a los ingenuos, y no tantos, que estábamos en ese, otro de los demasiados, tantos ya, encuentros de academia sobre la cubanologia. Relación simbiótica Habanacaraqueña. Ninguna concesión a Obama, y Obama ningún levantamiento de lo que todos en Cuba quieren que se levante, pero que al régimen no le conviene que se lo quiten o quiere que se lo quiten, pero sin ninguna concesión. Y así seguían los tiros, disparos de cartuchos vacios al aire. Economía al garete, represión de lux.
En fin, que me dio por pensar, que mejor ponerse uno para Pedro Betancourt, que el mes pasado dio señal de lo que está pasando aparentemente inadvertido para los cubanologos en cuestión. Mejor ponerse uno para Pedro Betancourt me dije, que ponerse a ver tirar cartuchos vacios al aire en la cubanología.
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