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El famoso peloteo no es tampoco invento aborigen, pero en otras latitudes, al menos, es más fácil moverse de un sitio a otro y pueden realmente funcionar la rebeldía y la queja. Y a diferencia del cine, si bien hay secundarios, la mayoría de los trámites son protagónicos, cuando involucran la vivienda (o su deterioro), el empleo, dineros extraviados y no pagados, ominosos avales, cosas esenciales para el cubano de a pie. Tan diabólicos son los mecanismos burocráticos acá y tan desvalido queda el ciudadano, que históricamente sólo han existido dos recursos supremos: escribir a Acuse de Recibo en Juventud Rebelde (y similares) o escribirle a Fidel. A veces ha funcionado. O eso dicen.
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