miércoles, 23 de septiembre de 2009

Descubrimiento


Descubrimiento
Hebert Domínguez
Casi siempre me despertaba a eso de las 2:00 am, se sentaba al teléfono y me llamaba, Dios, como esperaba yo esa llamada hambrienta de Yeni pidiendo que fuera a su casa que quería hablarme. Tenía que andar como 20 cuadras pero esa caminata estaba más que justificada cuando se trataba de hablar con ella. Por el camino iba pensando en sus piernas al ritmo más rápido de mis zancadas, su zayita de secundaria, yo nunca la había visto en su uniforme y siempre fantaseaba con eso. Llegaba y allí estaba ella, en el muro frente a su casa, toda despeinada, sin ajustador y en licra, se le marcaban los pezones y eso me hacia delirar, casi que hablaba con sus tetas y no con ella, para su edad las tenia grandísimas. Después de escuchar toda una avalancha de discusiones con su madre se me quedaba mirando con cara de animalito hambriento tiritando de frio y me pedía que la abrazara que yo era su mejor amigo, eso se había repetido ya muchas noches y yo no podía ocultar el bulto que cada vez crecía mas desde dentro de mi pantalón, esa noche lo notó y para mi sorpresa me pidió recostarse en mis piernas y que le acariciara la cabeza. Como disfrutaba hacerme sufrir, ella sabía perfectamente lo que me sucedía y aun así se ponía a hablarme de sus novios y de cómo se portaban con ella y a que lugares iban y yo solo pensaba y pensaba en sus tetas, que en esa posición se hacían más imponentes y presuntuosas, como si me gritaran: ¡MUERDENOS¡ Ese día me permití deslizar la mano suavemente por su cuello y al tiempo que paró de hablar sentí como se le puso la piel de gallina y cerró los ojos, mi osado movimiento me llevó más abajo y pude pasar mi mano por sus pezones, estaban tan afilados que me arañaban, estaba nerviosísimo porque ella no daba muestras de resistirse a nada de aquello, creo que esperaba mas y mas. Yo era virgen y aunque me moría de ganas no me acompañaron ni los nervios ni el instinto. Al final terminó por quedarse dormida, como todas las noches me fui con mi bulto que me molestaba bastante al caminar. Esa noche cuando llegue a mi casa y me acosté, comencé a sobarme pensando en todo lo demás que no pasó, me asuste de la cantidad de semen que arrojó mi pito enfurecido por tanto maltrato, después me quede dormido como un bebé.
Al otro día en mi trabajo solo pensaba en la llamada de Yeni y en lo que había sucedido después. No podía perdonarme por aquello de haberla dejado pasar tantas veces, haberla dejado dormir tantas noches bajo mis caricias. Esa noche, el desespero y la ansiedad me llevaron a su casa nuevamente luego de esperar esa llamada como un perro guardián junto al teléfono, no poca fue mi sorpresa cuando pasé por allí y vi a Yeni recostada a otro chico en iguales menesteres. Llegue a mi casa y mi pito se volvió a enfurecer, y lo atendí debidamente. Después de haber hecho tamaño descubrimiento no podía sentirme mejor cuando terminaba de ¨atenderme¨. Las llamadas suyas continuaron hasta que sus padres decidieron mudarse a otro municipio, nunca pasó nada más, pero yo tenía material de sobra para acordarme de Yeni por buen tiempo.
Hebert Domínguez es el bajista de Porno para Ricardo y uno de los autores del blog aRRoz con pUnk

No hay comentarios: