El exilio habló y Cuba bailó
Carlos A. Saladrigas
El Nuevo Herald, 25 de septiembre de 2009
Tras meses de controversia, Juanes concluyó su concierto repitiendo ``Cuba Libre'' dos veces y gritando emocionado que ``hay una sola familia cubana''. También cantó una nueva (al menos nueva para mí) canción que alude a los vientos del mar que traen ``libertad''. Olga Tañón pregonaba que ``era hora de cambiar'', mientras hablaba de una familia cubana dividida hace más de veinte años. Los orishas cantaron una condena a la demagogia y Juanes le envió un saludo afectuoso a ``Silvio el Libre'', dirigido al hijo disidente de Silvio Rodríguez.
Al buen entendedor pocas palabras. En una dictadura represiva pocas cosas se pueden hablar con claridad, pero mucho se dijo este domingo. Juanes no defraudó al exilio ni a la oposición. El dijo júzguenme después, júzguenme por los resultados. Y ya concluido el concierto, es apropiado hacerlo, en vez de anticipadamente como muchos han venido haciendo desde que se dio a conocer la idea del concierto.
Para algunos en el exilio que se opusieron al concierto, nada los hubiera hecho cambiar de opinión ni los hubiera satisfecho. Estos criticaron también la visita del Papa y aún hoy la siguen criticando. Si bien es cierto que a la mañana después del concierto nada cambió en Cuba, ya que el régimen sigue en el poder y los presos políticos siguen injustamente en sus prisiones, esa es una aseveración poco precisa y constituye un estándar muy alto para exigir y juzgar las iniciativas y eventos que ocurran en Cuba. Usando ese estándar, todo lo que el exilio hace y ha hecho ha sido un fracaso rotundo. Es más, aceptar ese estándar inevitablemente nos estanca en el inmovilismo, ya que prácticamente nada llenaría ese requisito.
Hay un estándar mejor para medir la efectividad de estos eventos e iniciativas y que responde a la realidad de Cuba. Este debe servir a tres objetivos fundamentales que son:
• ¿contribuyen a la reunificación de la dividida familia cubana?
• ¿abren espacios, ventanas y oportunidades para el pueblo cubano y para la oposición?
• ¿ponen el enfoque en el pueblo y en su bienestar?
Una de esas grandes oportunidades fue el enfoque de la prensa mundial sobre este evento. En las historias de otros regímenes totalitarios, siempre se añoraban oportunidades como esta de haber tenido cientos de reporteros recorriendo las calles de La Habana, viendo por sus propios ojos la realidad cubana y hablando con gente en las calles y con los mismos disidentes. Ya veremos aparecer reportajes y artículos en las próximas semanas y meses.
También fue una gran oportunidad de prensa para el exilio. Se habló mucho del reclamo solidario de todo un pueblo: que en Cuba se violan los derechos humanos, que hay cientos de presos políticos, y que el régimen escoge qué cubanos pueden o no entrar y salir de Cuba. Pero a la vez otros lanzaban un mensaje de odio y con lenguaje y simbolismos idénticos a los que usa el mismo régimen cuyas atrocidades denunciamos. El tiempo nos dirá si supimos aprovechar esta preciosa oportunidad con sabiduría o si la aplanadora de Vigilia Mambisa arrasó con nuestra imagen y con nuestro mensaje.
Pero además, algo muy importante se hizo evidente con este concierto y es la creciente desconexión entre el exilio y el pueblo cubano. Casi un millón de cubanos, en su mayoría jóvenes, fueron al concierto y terminaron desbordados de agradecimiento a Juanes. Fue un número mayor de personas de las que jamás asistieron a la gran mayoría de los ya olvidados y maratónicos mítines políticos. La alegría de ese pueblo era palpable en sus rostros, formando un contraste diamétrico con aquellos rostros taciturnos que se podían apreciar en las interminables marchas. Fue un momento de asueto, de alegría y de recreo para un pueblo que pocas oportunidades tiene de hacerlo.
El régimen siempre ha procurado presentar que él y el pueblo son uno y lo mismo. Y necios del exilio le han hecho eco. La gran lección aquí ha sido que el pueblo votó con sus pies, y que no es sostenible para la oposición enajenarse de ese pueblo y tratar de bloquearles las oportunidades de apertura y de despejo que se les presenten. El pueblo no es lo mismo que el régimen y esa debe ser el mantra que rija nuestras posturas y comportamientos.
Así me dijo una persona este domingo: ``El exilio habló y el pueblo bailó''. Cada cual hizo lo que pudo y algo cambió en Cuba. Pasito a pasito se llega a Roma.
Una treintena de firmas en agradecimiento: ¡Gracias Juanes!
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