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Los cubanos del exilio que pudiesen hacerlo no apoyan el arte ni la literatura, no compran libros ni revistas, y por desgracia esto último es un mal endémico de la sociedad en que vivimos. Pocos leen y casi nadie compra libros o arte, pero se desviven por gastar grandes sumas en cumbanchas, palabra que le gustaba mucho a mi padre. Es una vergüenza el nivel cultural de Miami y sus alrededores, y no es de extrañar que a la hora de cortar fondos lo primero en que piensan sea en cerrar bibliotecas y hasta escuelas. Y no quiero hablar del nivel espiritual de esta ciudad, que aplaude la chabacanería de una televisión en español, horrible y llena, no solo de mal gusto, sino de porno
Y ojalá que el exilio cubano encuentre pronto, como sociedad adjunta a este gran país, una forma de expresarse más a tono con la tierra que nos acogió Belkis Cuza-Malé, Miami
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