sábado, 2 de junio de 2012

Baracoa, 500 años después




Baracoa, 500 años después de Mauricio Vicent es un despertar.  Confieso que no sabía qué esperar anoche cuando fui a ver el documental.  No me esperaba el film que vi.  De su música si tenía idea.  A cargo de uno de los iconos de nuestra cultura cubana, y así todo hubo sorpresa.  Me refiero a algunos instrumentos musicales que acompañan la película.  Bueno a ver, concretamente un harpa, eléctrica.  Sorpresa.  Una de tantas.  Como por ejemplo, el final de esta obra, primer documental de Vicent.  Al menos yo no me espere ese final.  Sorpresa.  Una de tantas.  Como por ejemplo, ver el film junto a Lena Ferrer, también protagonista de la música de la cinta, el estar sentado a su lado durante toda la presentación.  Poder compartir con ella ha sido una de las bendiciones que me han bajado este año.  Un año este que me da conexiones, enchuches espirituales inimaginables.  Unos puentes que se me tienden últimamente hasta y desde Cuba, bendiciones que me han bajado este año.  

Pero volviendo a Baracoa, 500 años después de Mauricio Vicent, es un despertar, uno que sugiero, ver. 

Y otra sorpresa.  Yo sé que siendo Cuba lo surrealista que es, no debe sorprender de ella nada, pero me sorprendió algo que Lena me dijo: “Para estar en Baracoa hay que tener un permiso”.  

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