Intimo, más no podía ser. El espacio
CUBAOCHO de la Pequeña Habana es el escenario ideal para el tipo de concierto
que nos ofreció recientemente el 100% cubano por estos lares estos días. Lena Ferrer, su hija, casi se roba el
show. Voz exquisita, te pone a volar, avión,
aduana y todo.
Pedro Luis nos regalo la otra noche un viaje a sus clásicos, aquellas
canciones afiliadas a su extenso repertorio de trova. Entre anécdota y anécdota, chiste y chiste,
como si estuviéramos en la sala de los hogares de quienes en la noche fuimos a
verlo, su singular voz y diestra guitarra nos traslado a su interior. Y por supuesto al interior de Cuba, la de los
70 y 80. Y la de hoy, ya otra.
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