La muerte reciente de Orlando Zapata Tamayo no es “una muerte más” entre las decenas de millares por las cuales es responsable la tiranía castrista. Este es un caso muy especial. Además, es el epitome de la cínica desvirtuación de la gravedad de esta tragedia negando la realidad existente en la Isla Esclava del Caribe de represión, tortura y violación continua de todos los Derechos Humanos. Su inmolación demanda que presentemos su caso al mundo libre en forma vívida y verdadera.
Este hombre, de solamente 42 años al morir, era uno de esas víctimas del escarmiento conocido como la Primavera Negra que la tiranía desató sobre los disidentes pacíficos. El era un activista de desobediencia civil no violenta. Fue arrestado en Marzo del 2003, juzgado a la velocidad del vértigo y condenado a 25 años. Al llegar a prisión le hicieron otros nueve juicios de igual tipo y le condenaron a 56 años, “generosamente” reducidos a un total de 25.
Cuando la tiranía canceló la visita del relator contra torturas de la Naciones Unidas, la esperanza de la mayor parte de los prisioneros de ser rescatados del horror del maltrato en las mazmorras cubanas desapareció. Los carceleros, valiéndose de su impunidad, confinaron a Orlando a una celda pequeñísima que compartía con cucarachas y ratones. Los carceleros lo asediaban e insultaban constantemente, propinándole golpizas frecuentemente. Le suprimieron las visitas familiares. Cuando finalmente abrieron la celda donde lo habían enterrado en vida, era muy tarde. El daño era irreversible. Zapata Tamayo decidió escapar por la única puerta que los carceleros no podían controlar, MUERTE por huelga de hambre.
Aún después de su muerte la tiranía le tenía miedo y quisieron enterrarlo enseguida calladamente. Sin embargo, la conmoción popular fue tal que tuvieron que permitir un velorio y entierro normal, aunque bajo fuerte custodia de muchos policías, agentes secretos y las turbas de “respuesta rápida”.
Hacemos un llamado a todos los gobiernos y organizaciones no gubernamentales de mundo para que ejerzan presión sobre el gobierno de 200 prisioneros politicos y de conciencia, particularmente 26 de ellos gravemente enfermos. Su ayuda puede salvarlos a ellos y otros mas de los maltratos y falta de asistencia médica que puede significar la muerte para ellos.
Julio O. Cabarga, Presidente
2 comentarios:
CAMPAÑA MUNDIAL “SALVEMOS A ESOS HOMBRES QUE LA PATRIA ORDENA”
LA PATRIA ORDENA
(Soneto Monorrimo con Estrambote)
SALVE CASTRO, LOS QUE VAN A VIVIR, ESPUTAN (es decir, TE ESCUPEN Y SALUDAN)…
Salvemos a esos hombres, cuya patria es la pena
que elijieron sus almas, como escudo en cadena
de ideales y espíritus, que apuran su condena,
sobre una isla cárcel, grillete por las venas
de un pueblo obnubilado, al son de las antenas,
ocultas con su angustia, como si fuera Atenas
minándose en Esparta, azorada y ajena,
aislada en su esperanza, ciudad que nos carena.
Salvemos a esos hombres, que viven hoy apenas
tapiados por ser libres guerreros que almacenan
el valor de un país, si el tirano es gangrena
milésima de un pueblo, salvado por la mena
que mana de esos hombres, y doma a manos llenas
la justicia que impone su libertad más plena.
Salvemos a esos hombres, sumidos por la arena
de un agua en dos orillas, que nos desencadena,
para que armemos juntos la patria que lo ordena.
A Ariel Sigler Amaya, Guillermo Fariñas,
Oscar Elías Biscet, y los otros hermanos
en huelga de hambre por la libertad de Cuba.
Igualmente para Reyna Luisa Tamayo Danger,
las Damas de Blanco y el resto de los presos políticos
y opositores cubanos al régimen castrista,
en donde quiera que se encuentren.
José Antonio Gutiérrez Caballero
(JOSÁN CABALLERO)
Miami, 4 de marzo del 2010.
Josán Caballero,
Gracias por compartir aquí sus emotivos versos. Tenemos que hacer todo a nuestro alcance para salvar a nuestr@s herman@s en Cuba. No puede el mundo quedarse con los brazos cruzados ante vidas que peligran. El régimen de La Habana tiene que entender. No puede seguir impunemente violando derechos a los cubanos. Los cubanos todos, también tenemos derechos humanos al igual que los tienen el resto de nuestra especie.
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