La muerte de Orlando Zapata Tamayo y la actitud solidaria de Guillermo Fariñas, y la resolución de seguir a los dos en caso de otro desenlace fatal, de Bonne Carcases, en un marco abonado por la injusta prisión del Dr. Oscar Elías Biscet y los demás héroes condenados injustamente, rubricado con las imágenes de la brutal represión desatada por la dictadura castrista contra las Damas de Blanco, han creado un “antes” y un “después” en el viacrucis de la temática cubana. La opinión internacional ha pillado a los Castros en plena desnudez. La hipocresía ha perdido su espacio. En horabuena. No estamos en presencia de los únicos mártires víctimas de la dictadura cubana, sino de los últimos, pues suman unos cuantos los caídos en aras de la patria, reclamando el respeto a los derechos humanos suprimidos por más de 50 anos por la más cruel de las dictaduras- pero ahora el mundo escucha. Cinco décadas de tiranía, cinco décadas de indolencia y complicidad ante el dolor del sufrido pueblo cubano. ¿Ahora escuchan? ¿Ahora se dan por enterados? Ahora hacen apresuradas declaraciones condenatorias a la tiranía castrista, después que durante 50 años han desfilado frente al tirano del Caribe como soberanas prostitutas intelectuales para estrecharle la mano ensangrentada al déspota, recibiéndolo en sus conferencias cumbres como huésped de honor y celebrando los supuestos triunfos de la revolución, sin importarles el reguero de sangre dejado en el camino de usurpación, corrupción, asesinatos y torturas en las cárceles y campos de concentración cubanos? Para condenar es muy tarde, para declaraciones expresando “consternación” es muy tarde, para decir “cuanto lo siento”, es muy tarde. La hora es de acción y resoluciones firmes para el pueblo cubano de dentro y de fuera de la isla. Para la comunidad internacional: ha llegado el momento de reconocer los esfuerzos democráticos, el derecho a la beligerancia y la determinación a ser libre del pueblo de Cuba. La esperanza de un dialogo y los métodos pacíficos contra la dictadura han pasado de moda. Los Castros tienen que irse ya y su sistema opresor tiene que ser desmontado. El determinismo histórico tiene que manifestarse mediante una rápida intervención de todos los factores capaces de acelerar el cambio de gobierno en Cuba-El sector progresista de las fuerzas armadas cubanas, los sectores civiles más sanos de la propia dictadura, la iglesia unida, los diversos estamentos de la oposición interna, y los representativos del exilio tienen que allegarse a una formula de operación por escenarios donde se concluya que los únicos enemigos son los Castros y su grupo de cercanos beneficiarios y que la hora de su remoción del poder ha llegado. Desde el hogar del más humilde de nuestros compatriotas hasta la más poderosa de las cancillerías debe elevarse el mensaje conclusivo de que esta atroz tiranía tiene que cesar en nombre de la paz y el más elemental sentido de justicia. Propóngase una forma de transición hacia la democracia y los pasos que se requiera dar para propiciar las garantías necesarias para el retorno a una convivencia civilizada en nuestro país.
Hágase algo, y pronto, o no habrá país, ni república, ni paz, ni regreso.
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