Cuando Concilio Cubano, el “poster child” de la oposición cubana se llamaba Leonel Morejón Almagro. Al negro se le había ocurrido la idea de fundar un grupo ecologista dentro de Cuba. Al joven doctor no le basta con eso. Se le ocurre también reunir en una fecha patria a toda la oposición de la isla. Y coño, junto a otros soñadores soñaron Concilio y se estaba logrando la cita para un 24 de Febrero en La Habana.
La idea capto la imaginación de un exilio que hasta entonces, decir “disidente” era decir una mala palabra. Paso lo que paso, que fue lo que todos sabemos. El mismo día de la cita en la capital cubana, mientras arrestan a los activistas de Concilio (cosa que el régimen ya venía haciendo días antes) en la isla, la dictadura militar estaba derribando las avionetas de Hermanos al Rescate.
Con el tiempo, Leonel salió para Estados Unidos y se metió en un estado del norte del país para desaparecer del mapa. No volvió a resucitar hasta que una corte federal pidiera que testificara en el juicio contra la Red Avispa, para acto seguido, desaparecer al norte.
Años más tarde Ihosvany Pérez, uno de aquellos soñadores de Concilio, me pregunta si por Internet se pudiera encontrar al opositor. Fue en un foro sobre genealogía, un portal que trataba sobre el apellido Almagro, que dimos con él.
En estos 50 años de tragedia cubana llamada Revolución, después de pasar escasez, humillación, represión, cárcel y hasta la muerte, muchos sobrevivientes de “la causa” se desconectan. Desaparecen del mapa de “la lucha”.
No se les puede reprochar. Después de llevar años librando una guerra desigual contra la tiranía de la isla, a nadie se le puede culpar por querer tener una vida “normal”. Muchos están quemados por la traición, desencanto, agotamiento físico y espiritual.
¿Dónde estás? A 50 años de la tragedia cubana, hoy esa pregunta no tienen porque responderla los que se desaparecieron del mapa. Ni los que desaparecieron ya hace años, ni los que desaparecen hoy.
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