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Víctor, el silencioso jefe de la beca del ISA, al lado del chofer, sin pronunciar una palabra; Danae y Rudy, dirigentes de la FEU, a mi derecha y atrás; Andy, de la FEU también, el único razonable, a la izquierda. Miguel, el chofer, enmudecido en el timón. El auto corre por todo Malecón, de madrugada.Converso con ellos, al menos con los muchachos, que se atreven a hablar. Danae luce jactancioso, dice que está haciendo “lo correcto para defender la Revolución”. Rudy, el único con el que había hablado días antes, me dice, cuando le pregunto, que su nombre es Osvaldo. ¿Por qué miente?
En la oficina de Víctor estaban mi taquilla y dos bolsas más con todos mis bienes, ocupados y cargados sin mi presencia; no faltó nada. El pobre hombre, apacible en sus modos, me indicó que recogiera todo aquello, “hay un carro esperándote para ir a la terminal, y un pasaje para Camagüey en la primera guagua”. “Pero las 48 horas que me diste ayer para salir se vencen mañana por la tarde”, le dije. “Tienes que irte”, respondió. Tras él aparecieron tres dirigentes de la FEU, dos custodios y Miguel, el chofer; tampoco había una sola mujer entre ellos. Recogí sin ningún apuro y conversé mucho con los muchachos de la FEU convocados para sacarme. “Me prometieron un papel mañana por la mañana, aquí. Tengo que quedarme para recogerlo.” Víctor llama por teléfono para consultar la situación, no dice con quién habla pero la respuesta es tajante y reiterativa: “Tienes que irte”. Andy y Danae tratan de explicarme por qué mi caso es tan brusco, Andy con inteligencia, Danae repitiendo estribillos. “Mira, desde hace rato esto se está analizando, sabemos de tus problemas en Santiago y Santa Clara, y no hay más alternativa. ¡Y tú tienes cada amistades!, dice Danae. “Yo respeto tus ideas, cada persona es distinta y piensa como quiere, pero no se puede hacer nada en esto”, dice Andy. “¿Con qué estudiantes de la FEU se consultó esto? ¿Podemos ir a preguntarles?”, y los miro a ver cómo se recuperan la palabra. “Nosotros somos la FEU, por algo somos dirigentes, y no hay manera de reunir a nadie ahora, compadre.”, responde Danae.
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