martes, 16 de agosto de 2011

Explorando el silencio




Uno de los capítulos menos explorados por la historiografía cubana, esta relacionado con la protesta armada, en la cual fueron protagonistas un grupo de 5 hombres anónimo en la víspera del 27 de Noviembre de 1871, miembros de la entonces Sociedad Secreta Abakua. En Cuba los sistemas religiosos de origen africano se acentúan como verdaderos patrimonios culturales. La Sociedad masculina Abakua es parte de la cultura de resistencia, es un elemento fundamental en la espiritualidad de muchos cubanos que habitan la zona occidental.


Durante toda la etapa colonial, republicana y en el más reciente accidente político de nuestra historia, se continúa silenciando la participación de negros Abakua que se lanzaron con heroísmo, desafiando el poder colonial y consciente de que era remota la posibilidad de salir con vida trataron de rescatar a sus hermanos blancos, los estudiantes de medicina que fueron fusilados en los alrededores de la antigua Cárcel de la Habana. Estos hombres desconocidos por la historiografía cubana murieron asesinados, a golpe de tiros y bayonetazos, sus cuerpos arrojados en varios sitios en los alrededores del Paseo del Prado y la actual Avenida de las Misiones.


Durante años la conspiración del silencio ha sido uno de los ambientes de apoyo, que mas ha contribuido a ocultar este heroico y trágico pasaje de nuestra historia. No solo ha sido la historiografía, los poderes políticos también tienen su cuota de culpa y los medios de comunicación que responden a sus intereses. Hoy a pesar de toda la voluntad de un grupo de intelectuales nucleados alrededor de la Cofradía de la Negritud, la Red del Observatorio Critico, lideres civilistas desde plataformas como el Comité Ciudadano por la Integración Racial y el Buro Abakua de Cuba, este 27 de Noviembre ningún medio informativo oficial se hizo eco de esta tragedia colonial que continua marcándonos.


Por primera vez muchos cubanos, tuvimos la posibilidad de asistir a la liturgia que desde hace 5 años se realiza en la calle Morro y Colon hasta el monumento de los estudiantes asesinados, sin pedir permiso, todos convencidos de que es una de las formas de ir reivindicando al hombre negro. En una sociedad como la nuestra donde el racismo se encuentra muy bien acomodado, se necesita de estrategias afirmativas que restauren el protagonismo de nuestros afrodescendientes, que aun es descaradamente frágil en los medios. La historiografía oficial perdió de vista la historia social y política de la clase obrera cubana, en la cual están representados la gran mayoría de nuestros afrodescendientes.


La Sociedad Abakua es una de las pocas asociaciones, en la cual negros y blancos confraternizaron, la misma esta orgánicamente vinculada a los procesos de formación sociocultural del sujeto popular cubano. Solidaridad, hermandad, sentido comunitario la definen, mas allá de su sentido excluyente masculino y su elemento sectario de lo colectivo. Históricamente al igual que las cofradías de negros, la hermandad continúa siendo satanizada tanto por el discurso oficial como el privado y publico.


Este día de recordación, se propuso como el Día de la Descolonización de la memoria histórica cubana, lo cual todos acogimos con entusiasmo. Ahora no veo en el horizonte la voluntad política de explorar los silencios de la historia, de que haya un debate público desde los medios, la enseñanza y el discurso político sobre particulares tragedia de nuestra historia. El antirracismo debe ser la trinchera, que rompa con los efectos perversos de la discriminación y los prejuicios, el antirracismo debe ser la ruta que nos permita descolonizar la sociedad y situar a nuestro afrodescendientes en el lugar que se merecen.


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